Un homenaje eterno a Charles Aznavour en el corazón de Ereván

La Plaza Charles Aznavour de Ereván ya no será la misma. El pasado 18 de julio de 2025, en una emotiva ceremonia abierta al público, se inauguró oficialmente un monumento dedicado al legendario artista franco-armenio. La escultura, situada frente al icónico cine Moscú, ha sido concebida no solo como una obra de arte, sino como un símbolo de identidad, memoria y gratitud.

La estatua, obra del escultor Davit Minasyan, representa a Aznavour interpretando su mítica canción La Bohème. Fundida en Gyumrí y ganadora de un concurso internacional entre más de 60 artistas, la obra destaca por su enfoque contemporáneo y su cercanía: sin pedestal, con líneas vivas y expresión en movimiento, parece invitarnos a escuchar su voz una vez más.
Durante la ceremonia, se encontraban presentes autoridades armenias y francesas, así como miembros de la familia Aznavour. Su hijo, Nicolas Aznavour, compartió recuerdos íntimos del cantante, destacando el profundo vínculo emocional que su padre tenía con esta plaza, que solía observar desde el balcón del hotel cercano en sus visitas a Armenia. "Este monumento -dijo- pertenece no solo al pueblo armenio, sino también a todos aquellos que encontraron consuelo, amor o coraje en sus canciones".


Un legado que florece
La iniciativa ha sido impulsada por la Fundación Aznavour, creada por Charles y Nicolas tras el devastador terremoto de 1988. Desde entonces, la fundación ha desarrollado una labor ejemplar en ámbitos como la salud, la educación, la cultura y la acción social. Hoy, bajo el liderazgo conjunto de Nicolas Aznavour y su esposa Kristina Aznavour, la fundación continúa expandiendo su impacto con nuevos proyectos que mantienen vivo el espíritu solidario del artista.

Uno de los proyectos más emblemáticos es el Centro Aznavour de Ereván, ubicado sobre la colina Cascade, que acoge exposiciones interactivas, programas educativos, y clases de francés inspiradas en las letras del propio Charles.
Pero el legado no se limita a lo institucional. Kristina Aznavour, CEO de la fundación y artista en sí misma, ha llevado adelante conciertos sinfónicos en homenaje a Aznavour, y participa activamente en iniciativas culturales y sociales tanto en Armenia como en la diáspora. Su compromiso, al igual que el de Nicolas, refleja una visión clara: honrar a Charles Aznavour no solo con palabras, sino con acciones concretas, humanas y duraderas.

Más que una estatua
Este nuevo monumento no es solo un tributo a uno de los grandes íconos del siglo XX. Es también un gesto de reencuentro entre Armenia y su diáspora; entre la música y la memoria; entre generaciones que quizá no escucharon en vivo la voz de Aznavour, pero que ya lo sienten parte de su identidad.
El embajador de Francia, Olivier Decottignies, lo resumió con claridad al afirmar que Aznavour era "100 % francés y 100 % armenio". Un puente entre culturas. Un testimonio de que el arte puede salvar, sanar y unir.
Hoy, en la plaza que lleva su nombre, Ereván le devuelve la mirada.