Crónica desde las Islas Canarias, donde la ciencia y el arte se fundieron bajo las estrellas

STARMUS La Palma 2025: era música, era ciencia... era otra galaxia

Era… algo más que un festival. Era un lugar donde el universo respiraba a través de nosotros. Estuve allí, en La Palma, entre telescopios, volcanes, Premios Nobel y guitarras eléctricas. STARMUS 2025 no fue solo un evento: fue una experiencia que me desarmó por dentro y me reconstruyó con luz.

foto: efe.com
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STARMUS La Palma 2025: era música, era ciencia... era otra galaxia

El primer día, el aire ya tenía algo distinto. En el Teatro Circo de Marte, la voz de Carmen Acosta abrió el festival como una invocación. Acompañada por el pianista Javier Laso y la Orquesta STARMUS, su actuación fue un himno de bienvenida que fundió arte y emoción en el corazón de Santa Cruz de La Palma. La música clásica no era aquí un lujo: era una necesidad.

La primera vez que escuché hablar, en vivo, a figuras como Jane GoodallSteven Chu o Kip Thorne, sentí que la ciencia era poesía, no cálculo. Pero cuando entró Glenn Hughes… se detuvo el tiempo. Aún no sé cómo describir lo que su voz hizo con nosotros. Era fuego. Era alma. Era una explosión cósmica directa al corazón.

A su lado, el virtuosismo de los STARMUS All Stars y el poder magnético de artistas como Dino JelusickTony Franklin y Ron "Bumblefoot" Thal formaron una constelación sobre el escenario.
Y luego, como si el universo tuviera humor y dulzura, apareció Jorge Drexler. No con fuegos artificiales, sino con versos de precisión astronómica. Cantó como quien habla al oído de un planeta.

Las conferencias… ¿cómo poner en palabras lo que fue ver a astronautas contando lo que es mirar la Tierra desde fuera? ¿O escuchar a científicos hablar del futuro como si ya lo estuvieran tocando con las manos?

Los STARMUS Camps, repartidos entre Santa Cruz y Los Llanos, fueron como aldeas de otro mundo: niños aprendiendo a construir cohetes, jóvenes bailando con bandas indie entre charlas sobre inteligencia artificial. Vi a familias enteras mirar al cielo sin miedo. Y vi que la música era el hilo invisible entre la ciencia y la emoción.

El domingo, en la Plaza de España, la emoción subió a otro nivel. Con un recital lírico de otro tiempo, Montserrat Martí CaballéSimona Todaro PavarottiLuis Santana y el pianista Víctor Carbajo, acompañados por la Orquesta STARMUS, nos ofrecieron un cierre majestuoso. Aquella noche, La Palma fue Viena, fue Milán, fue otro planeta.

Volví diferente. Porque STARMUS no se acaba. Se queda contigo.
Como una canción que aún no terminas de entender, pero que ya no puedes dejar de tararear.