Una vida dedicada al deporte, marcada por la excelencia y el orgullo de sus raíces

Fallece Nikita Simonyan, leyenda del fútbol de origen armenio y símbolo de una época

La comunidad armenia y el mundo del fútbol despiden con profundo pesar a Nikita Pavlovich Simonyan (Mkrtich Simonyan), una de las figuras más influyentes y respetadas del deporte soviético, quien falleció a los 99 años dejando tras de sí un legado inmenso, construido con talento, disciplina y una inquebrantable identidad armenia.

Fallece Nikita Simonyan, leyenda del fútbol de origen armenio y símbolo de una época

Nacido el 12 de octubre de 1926 en Armavir, en el seno de una familia armenia que huyó del genocidio, Simonyan llevó con dignidad sus raíces a lo largo de toda su vida. Aunque su carrera se desarrolló principalmente en el espacio soviético y posteriormente ruso, nunca ocultó su origen ni su profundo vínculo con el pueblo armenio, al que siempre se refirió con orgullo.

Su nombre quedó ligado para siempre al Spartak de Moscú, club con el que escribió algunas de las páginas más brillantes de la historia del fútbol soviético. Como delantero destacó por su inteligencia táctica, su precisión y su instinto goleador, convirtiéndose en el máximo anotador histórico del club durante décadas y en uno de los jugadores más respetados de su generación. Con el Spartak conquistó múltiples campeonatos y dejó una huella que trascendió los resultados deportivos.

Simonyan también formó parte de la selección de la Unión Soviética, con la que obtuvo la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1956, consolidando su estatus de figura internacional. Tras su retirada como jugador, continuó su camino en el fútbol como entrenador, alcanzando uno de los hitos más significativos para Armenia al dirigir al Ararat de Erevánhacia el histórico título de la liga soviética en 1973, un logro que aún hoy se recuerda con orgullo nacional.

Más allá de los trofeos y estadísticas, Nikita Simonyan representó valores esenciales: respeto, honor, perseverancia y amor por la profesión. Su figura simbolizó para muchos armenios en la diáspora la posibilidad de triunfar sin renunciar a la propia identidad, convirtiéndose en un referente moral y deportivo.

Desde La Voz Armenia expresamos nuestras más sinceras condolencias a su familia, seres queridos, compañeros y a todos aquellos que admiraron su trayectoria. Su partida deja un vacío en el deporte, pero su memoria permanecerá viva como ejemplo de grandeza y dignidad.

Descansa en paz, maestro. Tu nombre queda inscrito para siempre en la historia del fútbol y en el corazón del pueblo armenio.