Articulos elegidos de algunos periodicos digitales españoles sobre el 108 años del genocidio armenio

108 AÑOS DEL GENOCIDIO ARMENIO

LA RAZON

El Genocidio Armenio nunca debe ser olvidado...108 años después

Todavía oímos el grito angustioso y desamparado de muchos cristianos indefensos, en diferentes partes del mundoArmenia es un pueblo de raza indogermánica asentado en las montañas entre el oriente y occidente. Armenia cuenta con casi 3 millones de habitantes. La religión predominante en Armenia es el cristianismo. Según la tradición cristiana, la Iglesia armenia fue fundada por dos de los apóstoles de Jesús, San Judas Tadeo y San Bartolomé, quienes predicaron el cristianismo en Armenia entre los años 40 y 60, conocida como la Iglesia apostólica armenia. Sin embargo, gracias a las predicaciones de San Gregorio el Iluminador (260-328), el cristianismo se extendió en toda Armenia en el año 301. El 93 % de los cristianos armenios pertenecen a las Iglesias ortodoxas orientales, al igual que la Iglesia copta y la siriaca, llamada monofisita (no la Iglesia ortodoxa griega). En Armenia también hay casi 180.000 cristianos católicos del rito armenio, en plena unión con el Vaticano.

Los cristianos orientales; caldeos, asiros, coptos, maronitas, melquitas y armenios, somos fruto de las predicaciones de los santos apóstoles de nuestro Señor Jesucristo en el primer siglo I, no somos árabes ni musulmanes. La presencia árabe musulmana en Mesopotamia, Irán, Turquía y el Norte de África empezó con las conquistas del segundo Califa Ortodoxo Omar, en el siglo VII y extendió en toda la Tierra por el filo de la espada, destruyendo nuestra cultura cristiana, persiguiendo y matando a los cristianos, hasta hoy día. Según el diccionario de la Real Academia Española; “El genocidio: es una forma organizada de matanza de un conjunto de personas con el objetivo explícito de poner fin a su existencia colectiva por motivos raciales, políticos o religiosos”. En los primeros años del siglo XX, la población cristiana en el Imperio Otomano sumaba alrededor de cuatro millones de personas, extendidos en comunidades ubicadas en las regiones cerca del lago Urmia en Persia, el lago Van y en Mesopotamia; en las provinciasde Diyarbekir, Erzurum y Bitlis. El 24 de Abril del año 1915, es una fecha clave para recordar, oficialmente se considera el comienzo del conocido “genocidio armenio”, bautizado por los cristianos asirios y caldeos como “Saypa”, su origen vine del arameno, que significa “espada”. En esta fecha, las autoridades otomanas detuvieron a 250 intelectuales y líderes cristianos armenios que fueron arrestados en Constantinopla, para trasladarlos a Chankri y Ayash, dos campos de concentración en las cercanías de Ankara, la mayoría murieron en el camino. A partir de mayo del año 1915, los jóvenes turcos, junto con los musulmanes kurdos, circasianos y chechenos persiguieron y capturaron en masa las comunidades cristianas armenias, asirias y caldeas de las provincias de Bitlis, Diyarbekir, Erzerum, Kharbeid, Hakkari, Sivas y Van, para llevarles como prisioneros a los desiertos de Mesopotamia, a morir de hambre y sed. Los pocos cristianos sobrevivientes de este homicidio huyeron de Turquía para refugiarse en Irak, Siria, Irán y Líbano. Alrededor de un millón y medio de cristianos armenios, otros quinientos mil cristianos asirios caldeos católicos, entre ellos obispos, sacerdotes, monjes y monjas, mujeres, hombres, ancianos y niños indefensos fueron aniquilados a manos de los musulmanes turcos con la ayuda de los musulmanes kurdos, durante el transcurso de la primera Guerra Mundial. No cabe duda, de que la decisión para llevar a cabo este genocidio fue tomada por el Imperio Musulmán Otomano, que son los principales criminales. En aquel tiempo, el genocidio o “Al-Yihad” de los Jóvenes Turcos, contra los cristianos armenios, entre los años 1915 y 1918, tuvo la aprobación de algunos líderes mundiales, como, el Führer nacional-socialista, Adolf Hitler, que en el 22 de agosto del año 1939, pronunció las siguientes palabras: “Después de todo ¿quién se acuerda del aniquilamiento de los armenios?”, seguramente para justificar, más tarde, el Holocausto judío. El 24 de abril del año 2015, un centenar de cristianos orientales, de todo el mundo, nos hemos reunidos en París-Francia, para conmemorar el centenario del “genocidio armenio”. En este encuentro, conocí a Sargón Shlemon Zaya, un hombre de setenta años, cristiano asirio, nacido en la ciudad de Zakho al Norte de Irak. Sargón nos contó que su abuelo Zaya, vivía felizmente con su familia, sus padres, tres hermanos y dos hermanas en un pueblo cristiano cerca de la antigua ciudad del Imperio Otomano Diyarbekir. Un día del año 1915, Zaya tenía doce años, cuando centenares de soldados turcos ayudados por kurdos, atacaron el pueblo, saqueando sus casas, matando los hombres, los niños, violando las mujeres antes de matarlas, entre ellos a toda su familia. Lo que salvo a Zaya, fue porque se desmayó por un fuerte golpe de un soldado turco y cuando se despertó en medio de decenas de cadáveres de su propia familia, los asesinos ya no estaban. Zaya, tuvo que abandonar su pueblo y andar casi cien kilómetros hasta que encontró unos monjes que le llevaron a vivir con una familia cristiana asiria en la ciudad de Zakho, donde fue criado y educado. Otro buen amigo, Luis Sarkisyan Yaqobiyan, un hombre de casi ochenta años, cristiano armenio, nacido en la ciudad Al-Qamishly en Noreste de Siria. Según Luis, su abuelo Yapobiyan era de origen de Mardin un pueblo del Imperio Otomano, actualmente una ciudad situada al Sur de Turquía y frontera con Irak y Siria. Un día del año 1917, una mezcla de milicia turcos y kurdos atacaron su pueblo, mataron todos los hombres, entre ellos los padres de Yapobiyan y sus cuatro hermanos ya mayores de edad y llevaron a los niños y las mujeres como esclavos. En aquel día, Yaqobiyan tenía quince años, cuando un Jeque kurdo le acogió como esclavo para su familia y le hizo un tatuaje detrás de sus orejas, para distinguirle de los vecinos, según la costumbre. Cuatro años más tarde, Yaqobiyan, con diecinueve años recién cumplidos, decidió escaparse en búsqueda del resto de su familia. Después de tanto sufrimiento y larga búsqueda, en la ciudad de Al Qamishly, Yaqobiyan se encontró con su tío, hermano de su padre y a dos primos que sobrevivieron a aquel genocidio, creció entre ellos y formó su propia familia. 

 

Raad Salam Naaman

Cristiano católico caldeo de origen iraquí

Doctor en Filología árabe, estudios árabes islámicos y ciencias religiosas

 

108 AÑOS DEL GENOCIDIO ARMENIO

EL CIUDADANO

A 108 años del genocidio armenio: el factor de vulnerabilidad en las poblaciones armenias

La vulnerabilidad es un legado histórico y la manifestación de un problema estructural en el cual vivieron las poblaciones armenias sometidas bajo el régimen turco otomano; el poder abrumador tuvo consecuencias letales y masivas que derivaron en el genocidio armenio. El armenio es un pueblo originario del Cáucaso conformado por tres millones de habitantes en 1872 en el Imperio; antecedía a los otomanos y, a la vez, a sus antecesores. En principio la posición geográfica de las tierras ancestrales armenias como corredor entre Asia y Europa supuso una amenaza para sus pobladores, situados en el corazón del Asia Menor (Turquía actual), frontera natural entre turcos y rusos que los exponía a continuas invasiones extranjeras. El desmembramiento del imperio profundizó el resquebrajamiento de los lazos sociales, las minorías vivían asfixiadas y su situación se agravaba por las amenazas externas dadas por la rivalidad entre los países europeos, Turquía y la emergente potencia rusa. La antesala de la Primera Guerra propició una estructura de oportunidades que en condiciones estables, en tiempos de paz, son poco probables; generó la suspensión del parlamento turco y la activación de leyes de emergencia ejecutadas por las fuerzas de seguridad, el establishment militar identificado con las autoridades. Entre 1878 y 1923 se firmaron diez tratados de paz en los cuales estaba incluida Armenia y los armenios para sus mejoras y reformas. Si bien existieron, estos instrumentos jurídicos no pudieron aplicarse.
 

La solución final panturquista

La población armenia autóctona de la región del Asia Central fue vulnerada sistemáticamente en diversos momentos de su historia; primero por el sultán Abdul Hamid II, con intenciones disciplinarias, luego por las medidas panturquistas de solución final.

La dependencia económica del Imperio turco-otomano fue acentuándose cada vez más durante el siglo XIX, lo que no dejaría de tener consecuencias en la organización social y política. Durante la Primera Guerra Mundial, el imperio turco puso en marcha el plan sistemático de exterminio, por el que asesinó a un millón y medio de armenios, sumado a los centenares de miles de armenios que murieron cuando los turcos intentaron extender el genocidio a la Armenia rusa, en Transcaucásica. Esto fue posible gracias a la estructura de la oportunidad,  la creación de un sistema de leyes temporarias con las cuales el poder se concentraba en el triunvirato militar al mando del gobierno de los ministros Talaat, Enver, Djemal, quienes ordenaban arrestos masivos en todos los rincones del imperio aumentando la vulnerabilidad de las víctimas.

En la ecuación de un genocidio, además del componente de poder, se requiere de un elemento paralelo que funciona como control en el ejercicio del poder. Cualquier crimen premeditado no se podría ejecutar sin esta estructura. No son suficientes las circunstancias, sino que también se necesita de una eficiencia funcional. Además de planificar y manejar la logística, tiene que haber una estructura de mando y de control que asegure la destrucción a un costo mínimo.

El proyecto de homogeneización étnica del territorio sigue siendo otra amenaza latente que se inicia con la exaltación de un pueblo superior que viró del panislamismo al proyecto panturquista, un modelo racista que aspiraba a la unificación de todos los pueblos túrquicos para crear un territorio étnicamente homogéneo que el Estado turco perpetrador del genocidio mantiene en sus planes al día de hoy.  El presidente turco Recep Tayyip Erdoğan y el presidente de Azerbaiyán İlham Aliev manifestaron públicamente que  la hermandad de dos Estados en una nación tiene la intención de cumplir con el sueño de sus antepasados.

El peligro de un nuevo genocidio si las sanciones no llegan

Prácticas discriminatorias, discursos de odio, leyes sistematizando la persecución de las minorías étnicas. La violación del derecho internacional de los derechos humanos, del derecho penal internacional es permanente.

Si bien la declaración universal de derechos humanos de la ONU está disponible en más de 360 idiomas, –y brinda a las personas de todo el mundo un poderoso instrumento de lucha, contra la opresión, la impunidad y las afrentas a la dignidad–,no puso fin a los abusos ya que sin la voluntad de los Estados no hay solución de controversias por vías diplomáticas.

El 90 por ciento de las normas internacionales son creadas por los Estados y se cumplen porque benefician a sus propios intereses. Cabe reflexionar, a 108 años del genocidio contra el pueblo armenio, sobre el impacto que esto representa para las poblaciones armenias, corriendo el peligro que se repita un nuevo genocidio si las sanciones no llegan.

Según Pastor Ridruejo, el derecho internacional es susceptible de algunas críticas (acusadas carencias institucionales; insuficiencias graves en la prevención y la sanción de sus violaciones; y una politización extendida, aunque no absoluta, en la solución de controversias), no permiten negar la obligatoriedad de sus normas para todos los miembros de la comunidad internacional.

Y para finalizar quisiera recordar que como menciona el antropólogo Michel-Rolph Trouillot  “lo que está en juego en el pasado es el futuro”.

*Cátedra Armenia Universidad Nacional de Rosario / Grupo de Estudio
---------
elciudadanoweb.com
 

THE DIPLOMAT IN SPAIN

En el 108º aniversario del Genocidio Armenio​

Este año se cumplen 108 años del Genocidio Armenio, la destrucción de las comunidades armenias en el Imperio Otomano desde la costa mediterránea hasta Armenia Oriental incluidas las seis provincias de la Armenia histórica dentro del Imperio Otomano: Van, Erzurum, Harput, Bitlis, Diyarbekir and Sivas. La redada masiva contra los intelectuales armenios de Constantinopla -entre ellos, por ejemplo, el gran músico Komitas Vardapet- y el incendio de Esmirna, marcan simbólicamente el inicio y el final de lo que los armenios han llamado el “Aghet” o “la catástrofe”. El régimen de los Jóvenes Turcos, y en particular el triunvirato del Comité Unión y Progreso formado por Enver Pasha, Kemal Pasha y Talat Pasha, acabó con la vida cultural, económica y política del primer pueblo en convertirse al cristianismo. El Museo-Instituto del Genocidio Armenio cifra en un millón y medio los muertos. Las consecuencias -por ejemplo, el desequilibrio demográfico producido por la matanza- perduran hasta nuestros días. El camino que condujo al Genocidio partió de las “Masacres Hamidianas” entre 1894 y 1896 y pasó por la Matanza de Adana de abril de 1909. El ascenso de doctrinas nacionalistas como el panturanismo y el panturquismo fueron allanando el camino para el genocidio. La propaganda presentaba a los armenios como traidores, enemigos de la patria y conspiradores. Los cristianos siriacos y los griegos del Ponto sufrieron parejos destinos. En el imperio soñado por los militares y los poetas nacionalistas, las minorías cristianas y, en particular, los armenios eran considerados como cuerpos extraños.

La entrada del Imperio Otomano en la Gran Guerra brindó la oportunidad de acelerar el proceso de destrucción de los armenios. En una combinación de instrumentos públicos y secretos, se dispusieron los medios para exterminar a un pueblo: leyes que los privaban del patrimonio so pretexto de “protegerlo”, unidades paramilitares que ejecutaban órdenes de matar, traslados forzosos de civiles que, después, eran abandonados en el desierto para que muriesen de hambre y sed, matanzas de intelectuales que pudieran sostener la identidad nacional armenia, esclavitud y matrimonios forzados para las mujeres, conversiones forzosas al islam… El Genocidio Armenio prefigura el imaginario de los horrores de nuestro tiempo: los pelotones de soldados que arrasan pueblos, los trenes que conducen a las víctimas a una muerte segura, las detenciones sin garantías ni juicio, el hambre y la sed como eficaces formas de matar en masa. Pero los armenios del Imperio Otomano no fueron a la muerte como ovejas al matadero. Allí donde pudieron resistir, combatieron con valor. La resistencia armenia en el verano de 1915 inspiró a Franz Werfel su gran novela “Los cuarenta días del Musa Dagh” (1933). Hubo testigos que registraron el horror que se mostraba ante sus ojos; por ejemplo, soldados alemanes al servicio del Imperio Otomano, misioneros cristianos y diplomáticos. También hubo héroes que se negaron a presenciar el crimen sin actuar. Por ejemplo, Al Husayn Ibn Ali, jerife de La Meca, emitió un decreto pidiendo que se protegiese y ayudase a los armenios. En Armenia Oriental, donde la resistencia detuvo la ofensiva final otomana en la batalla de Sardarapat (1918), la vida armenia pudo mantenerse. En el Imperio Ruso y la Unión Soviética, en Persia, en Francia, en la Argentina y en los Estados Unidos, los supervivientes no olvidaron su sufrimiento. 

 El Genocidio Armenio, perpetrado hace ahora 108 años, sigue extendiendo su sombra sobre nuestros días. Es responsabilidad de las democracias de nuestro tiempo evitar que la historia del genocidio se repita con este pueblo o con cualquier otro.

Ricardo Ruiz de la Serna

Profesor de Historia del Mundo Actual en la Universidad CEU-San Pablo y autor de “El Genocidio armenio”