Dzhiván Avetisyan: “Seguiré creando hasta que la voz de Artsaj sea imposible de ignorar”

Dzhiván Avetisyan no es solo un cineasta; es la voz persistente de una memoria que se niega a desaparecer. Desde su Armenia natal, ha narrado las guerras de Artsaj no como un tema lejano, sino como una herida personal que se transforma en arte. Películas como Tevanik, The Last Inhabitant, Gate to Heaven, y sus más recientes trabajos, Angels 2020 y Revival, constituyen no solo una filmografía, sino un manifiesto. Hablamos con él en vísperas de su visita a Madrid, donde presentará su obra en el Congreso Médico Mundial Armenio 2025.

Dzhiván, sus películas han llevado al mundo las voces y vivencias de Artsaj, incluso en momentos de gran silencio mediático. ¿Qué significa para usted seguir creando desde Armenia y no desde la diáspora?
Durante más de una década he escrito y dirigido películas como Tevanik, The Last Inhabitant, Gate to Heaven y ahora mis más recientes largometrajes, Angels 2020 y Revival, todos centrados en las guerras de Artsaj. Estas narrativas se han convertido en la base de mi lenguaje cinematográfico y en el sentido de mi trabajo artístico.
La filmación principal de Tevanik y The Last Inhabitant se realizó íntegramente en Artsaj, mientras que Gate to Heavenfue rodada tanto en Artsaj como en Lituania. Revival, mi nueva película, también profundiza en las realidades de la guerra de 2020, continuando así esta exploración constante de la identidad, la pérdida y la resiliencia a través del cine.
Desde la etapa de desarrollo hasta el montaje final, mi misión ha sido ser la voz del pueblo de Artsaj: dar luz a sus historias no contadas, defender su derecho a la autodeterminación y amplificar nuestra lucha colectiva a través del cine.
Crear desde la patria es esencial para mí. Aunque hacer cine en Armenia implica muchas dificultades -limitaciones de financiación, infraestructura y recursos-, la fuerza creativa y la urgencia del mensaje hacen imprescindible seguir adelante.
Con cada película, no solo cuento historias: alzo la voz por la justicia, por la identidad y por la libertad. Seguiré este camino hasta lograr que la voz de Artsaj sea imposible de ignorar en el mundo del cine.

Desde Tevanik hasta Gate to Heaven, sus películas son profundamente humanas y comprometidas con la verdad. ¿Cómo elige las historias que quiere contar, y cómo ha evolucionado su visión como director?
A través del cine intento preservar la memoria y la historia contando relatos que surgen de la vida real: experiencias que he vivido, presenciado o escuchado de familiares, amigos y vecinos. No son ficciones abstractas, sino vivencias que han moldeado mi comprensión del dolor y la resistencia. Mi objetivo es traducir estas verdades en narrativas visuales auténticas, cargadas de profundidad emocional y honestidad artística.
Me atraen especialmente las historias que reflejan la condición humana en contextos de crisis y conflicto. Angels 2020, por ejemplo, cuenta la historia de los trabajadores sanitarios que lo dieron todo para salvar vidas durante la pandemia. Fue mi forma de rendir homenaje a héroes invisibles a través del cine.
Con Revival la conexión es aún más personal. Pasé 38 días documentando la guerra de Artsaj de 2020, viviendo el miedo y el dolor junto a quienes filmaba. Fue un viaje transformador, tanto personal como artístico. Esta película es un testimonio cinematográfico de supervivencia y resistencia. Compartirla en el escenario internacional no es solo importante: es necesario.
Creo firmemente que el lenguaje cinematográfico es una de las herramientas más poderosas que tenemos para amplificar la verdad y luchar por la justicia.

Sabemos que su nuevo proyecto, Revival, aborda temas contemporáneos como la inteligencia artificial y la identidad. ¿Qué puede adelantarnos sobre esta obra y qué lo inspiró a dar este giro narrativo?
Comenzamos a desarrollar la historia de Revival en 2018 junto a la guionista armenia Narine Voskanyan. Desde el principio, sabíamos que la inteligencia artificial tendría un papel central, especialmente como herramienta narrativa para explorar la memoria, el trauma y la identidad. El protagonista usa la IA para reconstruir fragmentos de su pasado, lo que finalmente lo lleva de regreso a sus raíces en Artsaj.
Sin embargo, tras el estallido de la guerra en 2020 y luego el bloqueo, el guion tuvo que evolucionar. Incorporamos estos eventos reales en la narrativa, lo que dio lugar a una obra que combina tecnología especulativa con trauma histórico de una forma profundamente personal.
Dentro del film, el sistema de IA pasa por una transformación de ocho fases hasta alcanzar una especie de autoconciencia. Este arco conceptual fue desarrollado con el apoyo del especialista suizo en IA Christopher Salter y del productor creativo Viken L. Attarian. Su implicación permitió enriquecer las capas filosóficas y tecnológicas de la película.
Revival no trata solo de inteligencia artificial, sino de cómo la tecnología se cruza con la memoria, la pérdida y la identidad cultural. Representa un cambio audaz en mi narrativa, pero sigue profundamente conectada con la esencia de mi cine: dar voz al pueblo de Artsaj.
En julio estará en Madrid para presentar una de sus películas en el Congreso Médico Mundial Armenio 2025. ¿Qué significa para usted participar en este evento, donde salud, cultura y diáspora se entrelazan?
Es un verdadero honor participar en el Congreso Médico Mundial Armenio 2025 en Madrid, junto a invitados tan distinguidos. Estoy profundamente agradecido a la Dra. Lilian Grigorian por hacer posible esta oportunidad.
Presentar Gate to Heaven en un evento que une salud, cultura y diáspora conlleva una gran responsabilidad. Esta película se realizó gracias a la colaboración y el apoyo de miles de armenios, tanto en la patria como en la diáspora. Es una muestra de lo que podemos lograr cuando nos unimos en torno a una visión común.
Durante la guerra de Artsaj, fui testigo del impacto humano del conflicto, pero también de la valentía extraordinaria del personal sanitario. Su entrega me conmovió profundamente, y siento el deber creativo y moral de llevar sus historias a la pantalla.
El cine tiene el poder de sanar, de inspirar y de dar voz a quienes no la tienen. Creo sinceramente que juntos podemos crear una obra más que potente—una película que eleve nuestra voz colectiva y conecte nuestras experiencias más allá de las fronteras.
Para terminar, ¿cuál es su mayor deseo como artista y como armenio? ¿Qué mensaje le gustaría dejar a las nuevas generaciones de creadores, tanto en Armenia como en el extranjero?
¡Qué gran pregunta! Como artista, mi mayor deseo es llegar a los festivales de cine más importantes del mundo, representar a Armenia en los escenarios más grandes y dar a conocer la realidad de Artsaj a nivel internacional.
Durante años he trabajado para poner a Artsaj en el mapa del cine. Pese a la difícil realidad actual, mi sueño sigue intacto: volver algún día a Khachmach, una aldea en las afueras de Artsaj que tiene un profundo significado personal para mí.
A las nuevas generaciones de creadores, dentro y fuera de Armenia, les digo: no tengan miedo de crear, ni de ir más allá de los límites. Si sienten pasión por contar historias, siéntanla también por compartirlas con el mundo. Den valor a las historias armenias, y asegúrense de que nuestras voces se escuchen bajo nuestros propios términos.
Somos una de las civilizaciones más antiguas del mundo, llenos de historia y resiliencia. Nuestras historias importan- y debemos ser nosotros quienes las contemos. No permitamos que otros definan nuestro relato.