Opinión

Beñesmén, Navasard, Lúnasa…. Festividades estivales de nuestros ancestros.

Agosto, mes de calor, cosecha y concursos… Los celtas celebran su Lúnasa, fiesta de la cosecha, los aborígenes de Tenerife cesan sus actividades bélicas y se dirigen al lugar de la celebración del Beñesmén, la principal fiesta guanche dedicada a Chaxiraaxi, la madre del Sol, y los armenios parten el año.

Beñesmén, Navasard, Lúnasa…. Festividades estivales de nuestros ancestros.

La antigua fiesta del mes de agosto, celebrada por diversos pueblos, siempre tiene los mismos elementos básicos: el culto al Sol, personificación de la bondad, abundancia y alegría en la mayor parte de los panteones paganos, agradecimiento por la cosecha y juegos y competiciones festivos entre rivales e incluso enemigos.

Los guanches (aborígenes de la isla de Tenerife), divididos durante el año en menceyatos que se encontraban en conflictos persistentes, una vez al año se olvidaban de sus enemistades y se reunían para celebrar la festividad más importante del año, el Beñesmén. Aquí rendían culto a la diosa Chaxiraxi, madre del Sol, más tarde identificada con la Virgen de Candelaria, patrona de Canarias, también popularmente conocida entre el pueblo canario como Chaxiraxi. El día de Candelaria se celebra el 15 de agosto, y hoy, como cientos de años atrás, los canarios y otros habitantes de la isla dejan sus actividades cotidianas para acudir a la Basílica de Nuestra Señora la Virgen de Candelaria en un peregrinaje que dura varias horas y culmina con una fiesta en la villa de Candelaria. Todos los años la fiesta atrae a miles de personas que vienen a rendir homenaje a la Virgen, solicitar su ayuda y celebrar su día mediante conciertos, competiciones y actividades deportivas.

Los guanches nunca estuvieron en contacto con los celtas o con otros pueblos de la antigüedad, pero siguiendo un patrón cultural, un instinto o un antiguo impulso celebraban la fiesta de agosto de manera casi idéntica a los otros pueblos lejanos y desconocidos para ellos.


Como los celtas, que se reunían para hacer una ofrenda a sus deidades y celebrar la cosecha con sus propios bailes, canciones y competiciones.

O como los armenios, que empezaban el año nuevo en agosto con la fiesta de Navasard, tras terminar la mayor parte de la cosecha y de las labores estivales, expresaban su agradecimiento a sus deidades y organizaban conciertos y concursos en honor al Año Nuevo. Según la tradición, el día 1 de Navasard (11 de agosto) también es la fecha de la victoria de Hayk, el patriarca armenio, sobre Bel, que quería invadir sus tierras y cautivar al pueblo de Hayk.


El Navasard armenio se celebraba durante siete días con grandes festividades y juegos, a veces coincidiendo con la fiesta del agua (Vardavar), dedicada a la diosa del agua y belleza, Astghik. En esas fechas también se celebraba la Fiesta de la Vendimia. Para honrar la tradición del pueblo, la Iglesia Apostólica Armenia estableció la fiesta de la bendición de la uva (fiesta de vendimia) celebrada en el mes de agosto.


En los rincones más distantes del mundo, en las culturas más lejanas y dispares, el mes de agosto es el mes de la cosecha y agradecimiento, celebrado con concursos y juegos, música y bailes, y una esperanza de un futuro mejor.
Estimado lector, independientemente de tu ubicación y creencias, ¡te deseamos felices fiestas estivales!